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Madrid :: 27/10/2024

«Fuimos Ingobernables»

Deva Mar Escobedo
La historia del lustro (2017-2023) en el corazón de Madrid del centro social La Ingobernable

La Ingobernable se despide este viernes con la presentación de un libro y la proyección de un documental sobre su lucha, tres edificios y cinco desalojos después: "Formalizamos el cierre del colectivo y pasamos página para mirar al futuro habiendo aprendido del pasado".

Es 6 de mayo de 2017 y una manifestación avanza por el paseo del Prado hacia Atocha tras una pancarta que reza "Madrid no se vende". Quienes marchan claman por la victoria de un modelo de ciudad sobre otro: que el Madrid "feminista, solidario y ecologista" gane al de la especulación y el Open de tenis. Durante una pausa en el recorrido, un grupo de activistas entran en un edificio que el Ayuntamiento de Ana Botella regaló a un amigo de su marido, el expresidente Aznar, y lleva años en desuso. A partir de ese día de primavera, el inmueble de la calle del Gobernador número 39 pasa a formar parte indeleble de la historia del Madrid autónomo: ha nacido el centro social la Ingobernable.

La Ingobernable estuvo activa en tres inmuebles y sufrió cinco desalojos públicos desde esa primera entrada en el edifico de calle del Gobernador. Tras toda su historia, el colectivo se despide este viernes en el EKO de Carabanchel con la proyección de un documental sobre su recorrido y la presentación del libro autoeditado Fuimos Ingobernables. El legado textual del Centro Social la Ingobernable (Madrid, 2017-2023), que cuenta con todos los comunicados emitidos por el colectivo, además de textos de análisis.

"Toda experiencia política tiene la responsabilidad de dejar constancia de los aprendizajes que generó", explicó el colectivo en un comunicado hace dos años haciendo referencia a los materiales que se presentan este viernes, que esperaban que sirviera para que "nuevas personas lo puedan tomar de referencia, para replicarlo o no repetirlo". "El documental y el libro son una manera formalizar un cierre [el del colectivo] y pasar página para mirar al futuro habiendo aprendido de los procesos de lucha del pasado", añade Álvaro, integrante de la comisión del antiguo centro social que ha preparado la pieza escrita y la audiovisual durante dos años.

Y es que La Ingobernable ha dejado huella en las personas que militaron dentro de sus muros y en la ciudad en la que existía. "Mis momentos en la Ingobernable fueron de los que más me han marcado en mi vida. Gran parte de lo que soy como militante viene de la confluencia de movimientos y militantes de luchas distintas que nos encontramos allí", cuenta Carlos, que se acercó al centro social en sus primeros años por su activismo en el movimiento ecologista juvenil de la ciudad.

Un centro social para los movimientos sociales

El primer edificio okupado por la Ingobernable era considerado "casi un palacete". 3 000 metros cuadrados que, desde la entrada de activistas en el inmueble, pasaban a servir la vocación del colectivo de poner un centro social al servicio de los movimientos sociales. "Un centro social metropolitano", decían entonces. "La Ingobernable ha cambiado las vidas de muchas personas nuevas que se unieron a las luchas y se politizaron a partir de este espacio", hace balance Álvaro.

El integrante del colectivo se refiere a todos los años de actividad de la Ingobernable, pero los primeros, los del edificio en calle del Gobernador, fueron los más activos por el momento político y las buenas características del inmueble. Desde su posición en el paseo del Prado, Álvaro afirma que el centro social contribuyó mucho al movimiento feminista de 2018 y años posteriores.

Carlos, el activista que militó en los movimientos climáticos juveniles en la época de calle del Gobernador, añade que el centro social fue clave para el ecologismo. "Gran parte de lo que acabó siendo el movimiento climático en 2019 fue gracias a habernos reunido en la Ingobernable y haberla tenido como hogar", declara el activista. Entre sus paredes se agrupaban colectivos de diversa índole, y fue esta confluencia de luchas que permitió al ecologismo dotarse de un aprendizaje que, según Carlos, no habrían tenido de otra forma. Se refiere a preparación de manifestaciones o cultura de la seguridad, pero también gestión de conflictos, feminismo o antirracismo.

Tensiones y desalojo en Gobernador

La Ingobernable se mantuvo en la calle del Gobernador durante más de dos años. El entonces recién investido alcalde José Luis Martínez-Almeida ordenó su desalojo para el 13 de noviembre de 2019 con el objetivo de cumplir la que había sido una de las principales promesas de su campaña electoral. Fue un desalojo "ilegal y político", dictaminó el Tribunal Supremo en 2022, en el que el Ayuntamiento procedió "por causas ajenas a sus competencias".

No era la primera vez que el centro social tenía roces con el Ayuntamiento. En el mandato anterior a Almeida gobernaba Ahora Madrid y PSOE en un equipo de gobierno encabezado por Manuela Carmena. El "gobierno del cambio" de Carmena llegó a existir como consecuencia del 15M, que a su vez se había fraguado en centros sociales, como el desalojado Patio Maravillas. A pesar de este pasado, el consistorio de la municipalista se negó a ceder el edificio y avisó dos veces de desalojo a la Ingobernable, aunque los lanzamientos finamente no tuvieron lugar.

"La relación con el Ayuntamiento fue de conflicto. Algunos sectores de la asamblea no querían tener ninguna relación con el Ayuntamiento; otros querían luchar para blindar la estabilidad del edificio. Carmena no pudo desalojarnos, pero tal vez lo habría hecho en una segunda legislatura", declara Álvaro.

Vida breve y desalojo "con nocturnidad y alevosía"

Cuatro meses después de su expulsión del edificio de calle Gobernador, que sigue vacío tras cinco años, la Ingobernable resurgió no muy lejos de su ubicación anterior. La nueva okupación se anunció cuatro días antes del 8M de 2020: el inmueble elegido en esta ocasión estaba en la calle de Alberto Bosch número 4, muy próximo al parque del Retiro, y era propiedad del Ministerio de Justicia.

Noche en la que La Ingobernable II, en la calle Alberto Bosch, se ocupó.

El edificio tuvo una vida muy breve. Poco después de que activistas del colectivo entraran en él, unas palabras sacudieron a toda la población española: "Acabo de comunicar al jefe del Estado la celebración mañana de un Consejo de Ministros extraordinario para decretar el estado de alarma en todo nuestro país", anunció el presidente Pedro Sánchez. Con la ciudadanía confinada, la presión y negociación con el Ministerio de Justicia para que cediera el edificio al colectivo de la Ingobernable se limitó a mensajes por redes sociales. "No hubo forma de negociar", declara Álvaro, el integrante del colectivo.

El 24 de abril de 2020, la policía nacional desalojó el edificio vacío alegando motivos de salud pública en un desahucio "con nocturnidad, alevosía y negando cualquier capacidad de respuesta", según expresaron desde el colectivo de la Ingobernable en un comunicado.

El último año

Hubo que esperar más de un año para que la Ingobernable okupara de nuevo. Esta vez fue en el número 5 de la calle de la Cruz, el sitio más cercano al punto kilométrico cero de todos. Para Carlos, el día que entraron en el antiguo hostal Cantábrico es el momento que más recuerda de sus años en la Ingobernable: "Fue una victoria tangible y real, y uno de los momentos más felices que he vivió en militancia".

Calle Cruz número 5, tercera sede de La Ingobernable.

El activista continúa: "Fue un día muy tenso [el de la okupación, el 2 de mayo de 2021]. Tras unos momentos en los que pensamos que no íbamos a mantener el edificio, nos enteramos de que Delegación de Gobierno admitía que no había orden de desalojo y la policía se retiró. Abrimos las vallas, nos encontramos con toda la gente abajo [apoyando la okupación] y gritamos 'Diez, cien, mil centros sociales'. Habíamos conseguido recuperar un edificio entero dedicado a la turistificación de Madrid para consagrarlo a los movimientos sociales y las vecinas".

El nuevo centro adoptó las tesis del sindicalismo social y se proclamó oficina de derechos sociales. Fue un año duro: la pandemia había generado un momento de desmovilización, el edificio no tenía espacios diáfanos ideales para asamblearse y los propietarios, los hermanos Fernández Luengo, rechazaron negociar. El 24 de mayo del 2022 y un mes antes de la cumbre de la OTAN, la policía desalojó el inmueble sin preaviso. Con todo, Álvaro hace un balance positivo del tiempo en Cruz: "El proyecto estuvo vivo un año más y mucha gente entró a militar y sigue militando en colectivos gracias a haberse unido a la Ingobernable en ese momento".

UGT, Pez y el futuro

Las características arquitectónicas poco apropiadas del edificio de Cruz y la inexistencia de tejido de barrio tan cerca de Sol hizo que el colectivo de la Ingobernable planteara una okupación antes de ser desalojados del céntrico espacio. Por eso, 20 días antes de su desahucio de Cruz, activistas okuparon un edificio del sindicato UGT en Malasaña que esta organización quería convertir en hotel con la connivencia del Ayuntamiento, dispuesto a recalificar el terreno para satisfacer la propuesta. Un día después de su entrada y de madrugada, la policía efectuó el desalojo a petición del sindicato.

La Ingobernable volvió a la carga una última vez en octubre de 2022 con la okupación del edificio en la calle del Pez, 21, antigua sede del Patio Maravillas. Unas horas después de la entrada, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado cargaron contra las personas concentradas frente a la puerta y desahuciaron el espacio.

Ya antes de la entrada en Pez, las personas integrantes del proyecto de okupación habían decidido que el siguiente edificio no llevaría el nombre de Ingobernable. Tocaba que nuevas personas y nuevas ideas se hicieran cargo de un centro social metropolitano en el corazón de la ciudad y para los movimientos sociales.

Así terminaba la vida de la Ingobernable, que este viernes tiene su epílogo con la presentación del documental y del libro. Ambos estarán pronto disponibles para su descarga gratuita en redes sociales --el libro-- y su visionado en plataformas de vídeo como YouTube --el documental--. "Un proyecto al que le has dedicado tanto amor y energía se merece un cierre que conlleve el mismo amor y la misma energía, no es un drama", dice Álvaro.

El activista recuerda que la Ingobernable es uno más de los centros sociales que ha habido y hay en el centro, casi todos herederos del mítico CSO La Traba, y celebra la existencia de La Rosa: "Aunque este centro social no sea heredero solo de la Ingobernable, La Rosa no habría existido sin ella, al igual que la Ingobernable no habría existido sin el Patio Maravillas, y este no habría nacido sin el Laboratorio", traza la genealogía Álvaro.

El Salto

 

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