A 20 años del 11-M, algunas consideraciones
20 años después, resulta por fin difícil encontrar gente que sostenga la autoría de ETA de aquellos atentados. Lo que sí parece que quienes sostenían la autoría de ETA han ido cambiando su relato para señalar la responsabilidad conjunta de Francia y Marruecos.
Todo apoyado también por la revelaciones de Villarejo, quien también por otro lado implica en el complot franco-marroquí, en una carambola extraordinaria, al Hezbollah libanés y a los servicios secretos sirios.
Algunos todavía en su empecinamiento, agregan al PSOE y a ETA a la ecuación del complot franco-marroquí, subiendo la apuesta del dislate.
Hay que reconocer que la versión oficial y judicial de los hechos está llena de agujeros negros, extraños sucesos, cuestiones inexplicables o de difícil explicación de las que se ha aprovechado la ultra derecha. Muy pocos, desde una visión realmente progresista, se han preocupado por rellenar esos huecos.
Llama poderosamente la atención que la inmensa mayoría de los implicados oficialmente en el 11M, es decir, El Chino, El Tunecino, Rafa Zouhier, Suárez Trashorras, etc., TODOS, estaban en el momento de los atentados o lo habían estado anteriormente a sueldo de servicios de inteligencia de la Policía, de la Guardia Civil o del propio CNI. Rabi Osman, El Egipcio, que salió absuelto, y Jamal Zougam eran los únicos que no habían trabajado de confidentes, aunque a éste último lo intentaron captar sin éxito.
A día de hoy podemos estar de acuerdo sobre la naturaleza líquida o porosa, por decirlo de alguna manera, de al Qaeda y del DAESH, así como de sus diferentes filiales en diferentes lugares del mundo, desde el Sahel a Asia central. Estos grupos aparecen y actúan allí donde conviene a los imperialistas, da igual si lo hacen porque son meros instrumentos o si actúan autónomamente.
Estos grupos han legitimado invasiones, intervenciones, operaciones de cambio de régimen o guerras proxies, así como políticas restrictivas de derechos y libertades o visiones reaccionarias como las del choque de civilizaciones o la islamofobia.