19N: Una movilización que reescribe la historia

5000 personas recorrieron las calles de Madrid el pasado 19 de noviembre en un valioso acto de desobediencia: los antifascistas pasamos por encima de las amenazas de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, de la criminalización mediática, del siempre presente terrorismo policial... y lo más importante: pasamos por encima de historia oficial.

En la televisión cuentan la historia a medida del franquismo: que Franco eligió cuidadosamente a Juan Carlos I como su sucesor porque "era el hombre ideal", que el rey de España "fue el principal impulsor de la democracia" y que gracias a él, que tuvo "el valor de abortar el intento de golpe de Tejero", hoy vivimos en libertad.

Sin embargo, los antifascistas madrileños otra historia. La historia de los oprimidos, de los luchadores. Franco era un dictador fascista que impuso el proyecto económico capitalista a sangre y fuego, y eligió al rey como su sucesor precisamente para que la estructura del sistema, aun cambiando en las formas, quedara intacta. No sólo eso. El franquismo combatió a la resistencia con represión, cárcel, tortura y fusilamientos legales.

Esa es la historia que hicimos presente el pasado 19 de noviembre. La historia de la lucha por una sociedad sin estado y sin clases sociales.

Golpe en el punto débil y la compleja reacción del poder

Destruir la teoría de la "transición" como proceso democrático y de pacto social, es uno de los mayores miedos del poder. La transición no es otra cosa que la Gran Mentira sobre la que se asienta el sistema político-económico en el estado español. El común de los españoles piensan que "antes" había dictadura y "ahora" hay democracia. Cuando los antifascistas trabajan para desmontar tan afirmación, es decir, para que el común de la gente conciba esta monarquía parlamentaria llena de franquistas hasta la bandera empezando por el jefe del Estado, como la continuación de la dictadura por otras vías, entonces el poder se inquieta.

El primero de los actores represivos en salir a escena fue la ultraderechista Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT). Emitieron un comunicado público exigiendo a las autoridades la prohibición de la movilización antifascista, tachándola de "espacio para el enaltecimiento del terrorismo".

Hicieron un complicado movimiento de ficha. La manifestación reivindicaba a 5 militantes que lucharon con las armas en la mano contra la dictadura y que fueron fusilados como parte de una operación política para amedrentar a la disidencia. Si -como dicen- estamos en democracia, difícilmente pueden hoy las fuerzas "demócratas" oponerse a un acto de denuncia del franquismo. Pueden, pero tienen que medir bien sus pasos.

El informativo digital de Tele5 se hacía eco, el miercoles 16 de noviembre, de la nota informativa de la AVT, poniendo como titular: "Denuncian un acto a favor de los últimos fusilados del franquismo".

Por su parte, la edición impresa de El Mundo no mencionaba que los reivindicados en la convocatoria tenían algo que ver con la dictadura franquista, simplemente señalaban su "relación con el terrorismo" dejando como supuestamente evidente la denuncia de la AVT.

Los telediarios, tanto de derechas como "progres", callaban.

Algo no encajaba en esta campaña criminalizadora. Los medios en papel y digitales (ABC, La Razón, El Mundo, etc) dieron voz durante toda la semana a las denuncias de la AVT, así como a la respuesta de la Coordinadora antifascista (por supuesto, siempre barriendo en contra de los antifascistas).

Sin embargo, la televisión calló. Sólo telemadrid emitió, el mismo sábado 19 de noviembre, unas breves declaraciones del presidente de la AVT que igualaban la convocatoria antifascista con el "terrorismo vasco".

El domingo 20 de noviembre, los telediarios únicamente informaron sobre los actos que realizaron los simpatizantes franquistas, mientras que medios en papel como El Mundo y La Razón, citaban la movilización antifascista pero sin señalar la cantidad de participantes o manipulándola descaradamente a la baja (eran demasiados para su gusto), y omitiendo a menudo el nombre de la organización convocante (se esforzaban en decir que había sido legalizada "por un particular").

El PSOE y la reconstrucción del movimiento anticapitalista

La Gran Mentira de la transición es el punto débil ideológico del poder. Cuando un sector social lo ataca, la clase dominante tiene que medir muy bien la manera de poner en marcha el aparato represivo. Quieren criminalizar pero sin que eso suponga "propaganda gratuita" para los antifascistas.

Que la criminalización mediática se haya dado en las publicaciones digitales y en papel, y no en la televisión, significa que el poder la situaba en un plano más ideológico que social. Es decir, aquellos que se compran el periódico y que visitan las páginas de los medios empresariales en internet, sabrían lo que estaba pasando. Por contra, la gran masa telespectadora no tendría la menor idea de que miles de personas estaban en la calle reivindicando a los luchadores antifranquistas y denunciando la actual democracia burguesa.

No podemos perder de vista que si el PP hubiera estado en el gobierno, esta manifestación habría sido ilegalizada. El PSOE la permitió por varias razones electoralistas:

- Sabe que ganó las elecciones del 14M de carambola y que su electorado es muy frágil. Para dar solidez a su apoyo social y avanzar hacia la mayoría absoluta en las próximas elecciones, debe, en esta legislatura, hacer permanentes gestos que le diferencie en las formas (no en el fondo) del Partido Popular y la opción ultraderechista que representa.

- Deben desbloquear la presión social que ejerce el PP con su estrategia ultraderechista en el parlamento, los medios y la calle por tanto, permitir coyunturalmente un "tímido" avance del antifascismo extraparlamentario puede ser utilizado para avanzar hacia ese objetivo.

Asimismo, al no criminalizar el antifranquismo buscan que buena parte de la juventud acepte la idea de que el PP y el PSOE "no son lo mismo". En esta misma línea, Televisión Española, el canal gubernamental, a diferencia de los años del PP ha girado hacia el centro, incluyendo en sus reportajes sobre el aniversario de la muerte de Franco el tema de la "represión a los antifranquistas".

Por poner otro ejemplo en cuanto a la política "blanda", no es por otra cosa que desde el PSOE se hace tanto hincapié en balbucear sobre el "diálogo" con la izquierda abertzale.

- Si el PSOE consiguiera mayoría absoluta o simplemente fortaleciera su base electoral, se abriría el camino hacia un ataque más contundente contra el movimiento anticapitalista. Como saben que aún el proceso de lucha se encuentra en una etapa embrionaria, pueden permitirse el lujo de no ilegalizar una manifestación de este tipo y apuntarse un tanto en su palmarés del "talante democrático".

- Esta actitud "permisiva" del PSOE, confirma su política de cambio en las formas políticas pero no en el fondo económico. Mientras el gobierno trabaja para imponer una nueva reforma laboral en favor de los patrones y un privatizador Plan Bolonia en favor de las empresas de la educación, realiza gestos de superficie legalizando los matrinonios gays o permitiendo una movilizacion antifranquista pasando por encima de la presión de la AVT.

- El PSOE no tiene alternativa. Si quiere mantenerse en el poder tiene obligatoriamente que debilitar el dominio ideológico que ostenta el PP. Cuando el PSOE estaba en la oposición, pactó absolutamente todo con el PP, demostrando una inequívoca afinidad con el proyecto político de la ultraderecha. Sin embargo, si ahora hicieran exactamente la misma política, perderían las elecciones. Todos saben que los auténticos profesionales del "facismo democrático" están representados en el PP, hacerles la competencia no sería rentable. Su única opción es desmarcarse ideológicamente, aunque sea con leves gestos.

- En ningún caso podemos olvidar que la estrategia del PSOE viene presionada por el descontento social existente. La movilización popular que quitó al PP del gobierno el 13M y como "castigo" puso al PSOE el 14M, es un aviso de que el cabreo de la gente puede decidir unas elecciones. Qué duda cabe que ni las elecciones ni mucho menos el bipartidismo, van a resolver ninguna situación en favor del pueblo. Esto es simplemente una señal que los anticapitalistas debemos entender y aprovechar: el campo social, ahogado por una explotación laboral salvaje y una vida basura que a duras penas son ocultados por el consumismo compulsivo de masas, puede estallar en cualquier momento. Es nuestra responsabilidad participar en la construcción de uno o varios instrumentos políticos y organizativos que acompañen y radicalicen la protesta, que irá en aumento a medida que la realidad desinfle el "talante ZP".

La Coordinadora Antifascista dio un paso en esa dirección el pasado 19 de noviembre, movilizando a 5000 personas contra el capitalismo y el fascismo institucionalizado, fortaleciendo lazos con otras organizaciones combativas madrileñas, reescribiendo la historia.