Temor a que el preacuerdo de la limpieza quede en papel mojado

Lo cierto es que a las cuatro de la madrugada los trabajadores contratados a toda prisa por la empresa Tragsa con un sueldo muy superior al que cobran habitualmente los huelguistas, pudieron salir a recoger parte de la basura acumulada en Madrid durante los primeros once días del paro laboral. Y lo pudieron hacer como consecuencia de la buena voluntad mostrada por los representantes de los trabajadores, que disponían ya del documento firmado (en la foto) que sentaba las bases para un acuerdo que debería alcanzarse a lo largo de este sábado.

En dicho documento, las empresas concesionarias (OHL, FCC y Sacyr) se comprometían a retirar los 1.134 despidos previstos, y a cambio los trabajadores aceptaban una congelación salarial durante cinco años y la amortización de las vacantes ya producidas, entre otros aspectos. No es el mejor acuerdo posible, sobre todo porque no recoge una solución para los 350 que ya habían sido despedidos, pero, una vez firmado, suponía una clara victoria de los sindicatos y los huelguistas, que alejaba el horizonte de más despidos masivos.

Suponía, también, una derrota para la alcaldesa Ana Botella, que solo unas horas se mostraba amenazante y poco dispuesta a permitir que los trabajadores lograran ninguno de los objetivos recogidos en el preacuerdo firmado. No obstante, con la misma falta de pudor de la que hizo gala cuando decidió pasar el fin de semana en un plácido spa de Portugal mientras Madrid lloraba la muerte de cinco jóvenes en la tragedia del Madrid Arena, Botella no ha dudado a primera hora de esta mañana enfundarse el abrigo de pieles para fotografiarse, muy escoltada, junto a los camiones de Tragsa y tratar de arrogarse el éxito por el inicio de la recogida de basura, aprovechando torticeramente la tregua que ha permitido que la limpieza de Madrid empezara sin incidentes.

Pero ni la huelga ha sido desconvocada ni el conflicto ha terminado. La tregua concedida por los trabajadores tras la primera victoria lograda por escrito y con la firma de los negociadores de OHL, FCC y Sacyr, puede terminar en cualquier momento. En la reunión que ha comenzado a las 11.00 de este sábado, las empresas han vuelto a poner encima de la mesa condiciones que se entendían superadas tras el preacuerdo suscrito la madrugada anterior, poniendo en duda el valor tanto de la palabra como de la firma de los negociadores.

La nueva propuesta patronal pretende ahora aplicar un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) a toda la plantilla de 45 días anuales en un plazo que no han precisado. La propuesta anterior, con 296 despidos en lugar de los 1.134 iniciales, incluía un ERTE para un plazo máximo de cuatro años al resto de la plantilla. En principio, los sindicatos no han aceptado esta inesperada contraoferta, que ven “insuficiente” y que consideran un paso atrás sobre lo contenido en el documento firmado..

Así las cosas, y según fuentes sindicales, la desconvocatoria de la huelga, de momento, tendrá que seguir esperando. Los sindicatos ven en la nueva contraoferta una vuelta a la situación que ha convertido otra vez la suciedad (física y política) de la capital de España en portada de la prensa internacional.

La negociación, pues, “va para largo”. Según las fuentes consultadas, hay temor a que la presión de la alcaldesa para no aparecer como perdedora en su pulso a los trabajadores haya llevado a las empresas a endurecer su posición tras haber aceptado lo firmado solo unas horas antes. Los sindicatos ya han anunciado que no aceptarán ningún trato que suponga la pérdida de empleos.