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Madrid :: 16/05/2020

Salamanca vs. Vallecas, la crisis del Covid-19 y la cuarentena como una cuestión de clase

Jose Lavín
Urge construir una izquierda rupturista y anticapitalista que plantee una salida por izquierda a la situación actual.

Las derechas organizan manifestaciones entre los sectores más acomodados, como las familias del rico Barrio Salamanca, y salen a las calles con la aquiescencia de la policía a exigir “libertad” para reabrir sus negocios sin que haya ningún tipo de garantía sanitaria.

Es sin embargo en los barrios obreros donde está recayendo todo el peso de la crisis económica: pequeños negocios sin ingresos, alquileres inasumibles, ERTEs masivos, despidos, y policía en las calles.

“Ahora tenemos atención, por fin tenemos voz” gritaban los vecinos de Núñez de Balboa. Esta gente “sin voz” es, sin embargo, la que menos está cargando con la crisis sanitaria y económica. Estos barrios pudientes son los que han visto incrementado su renta desde el año 2013 más de un 20%, debido a las reformas laborales, el deterioro de los derechos de los trabajadores y el empobrecimiento de los barrios obreros, tal y como aparece en la ’Estadística de declarantes del IRPF por código postal’ publicada por el Ministerio de Hacienda.

En estos barrios opulentos donde han tenido lugar las caceroladas alentadas por PP y Vox, la tasa de contagios es entre 7 y 8 veces menor que en los barrios obreros. La policía también mide con distinto rasero en función de la clase: su inacción ante las manifestaciones en estos barrios, combinada con saludos cómplices e incluso gestos de ánimo, contrasta con las 900 mil denuncias y cientos de casos de abusos que a lo largo de la pandemia llevamos acumulados en los barrios de los y las trabajadoras, especialmente padecidos por la población migrante y racializada.

En el Barrio de Salamanca-Goya, la “milla de oro”, la renta media se incrementó un 39 %, de 65.504€ per cápita en 2013, a 91.154€ per cápita en 2017. Pero no es el único ejemplo, la riqueza se ha acumulado en los barrios que ya eran ricos, mientras que los barrios obreros se han empobrecido y precarizado. Aravaca, por ejemplo, pasó de una renta media de 70.595€ en 2013, a 90.877€ en 2017. En el extremo opuesto se sitúan Vallecas y Palomeras, donde la renta declarada ha “crecido” un 0,9% y un 1% respectivamente. ¿Crecido? Realmente no, en los barrios obreros los ingresos han crecido menos que la inflación, lo que significa que han perdido poder adquisitivo.

En Barcelona también pasa: en el Barrio Gótico, la renta ha crecido un 32% y en Diagonal, un 25%. Por el contrario, en Ciutat Vella-El Raval, la renta apenas se ha incrementado un 3%.

Esto desenmascara la afirmación del gobierno del PSOE-UP y sus medios afines de que esta crisis la sufrimos “todos por igual”. Madrid es una ciudad partida por la desigualdad. Las políticas neoliberales que agravaron esta situación están avaladas por el actual gobierno, que no solo no las ha revertido, sino que ha tomado medidas que siguen haciendo caer todo el peso de la crisis sobre los trabajadores y sus barrios, mientras brinda ayudas millonarias a los empresarios.

Si prestamos atención a los alquileres: la compra masiva de viviendas a administraciones públicas y a bancos por parte de fondos de inversión se está traduciendo en un aumento del precio de estos. En Vallecas, uno de los distritos más grandes de Europa y uno de los más humildes de Madrid, hay tres bloques que Fidere, filial del fondo de inversión Blackstone, compró a la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo en 2013. Allí los vecinos han denunciado que se les están aplicando subidas del 80% al renovar sus contratos. Esto se hace extensivo a Carabanchel, Torrejón de Ardoz, etc.

Pero el gobierno tampoco hace nada contra estos especuladores de la vivienda que campan a sus anchas en los barrios obreros. Todo lo contrario, el gobierno ha optado porque las familias asuman créditos para que los tenedores de vivienda y la banca no dejen de ingresar ni alquileres ni hipotecas. A lo que se suman otras medidas como que el Estado se haga cargo de los salarios de los ERTEs, verdaderas subvenciones a empresas con beneficios, o que el parón de las actividades no esenciales de dos semanas se convierta en una bolsa de horas a emplear por los empresarios a su antojo de aquí a final de año.

Las protestas de la derecha son para acabar con las medidas sociosanitarias que impiden a sus negocios funcionar como si nada pasara e implementar el programa de ajuste lo más agresivo posible sobre la clase trabajadora (sus empleados) y los sectores populares. Su política es la de los Trumps y Bolsonaro. Pero rechazar la política de estos pijos de Salamanca no nos hace caer en la defensa del “mal menor” del gobierno del PSOE-Podemos.

Urge construir una izquierda rupturista y anticapitalista que plantee una salida por izquierda a la situación actual.

http://www.izquierdadiario.es/Salamanca-vs-Vallecas-la-crisis-del-Covid-19-y-la-cuarentena-como-una-cuestion-de-clase

 

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