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Marisa Peña, la anarquista de la belleza
En esta España Orteguiana invertebrada, siempre cohesiona mas el verso que la política, el amor que el parlamento. Y en soldar poemas y naturaleza, rimas y tristezas, estrofas y memoria histórica, anales rotos y evocaciones vivas, como esta península ibérica misma, Marisa Peña es singular.
La poesía de Marisa Peña es homérica en su superficie y modernista en sus adentros. Ateneísta en su sonido y mediterránea en su voz. Lirica contemporánea introducida de pasado, más próxima al dadaísmo y al poeta catalán Joan Salvat-Papasseit, por la forma de envolver las palabras de desobediencia, que de la copla antigua y marianista de José María Pemán. Su poética restalla a manera de la guitarra del alegre Paco Ibáñez y es atrevida como una alegoría de Antonio Altadill, como el federalista en el estribillo.
La poesía de Marisa Peña, comparte frio, dolor, esperanza, republica, risa y equilibrios entre el hielo y el calor, un gusto para los ojos y que abre una reflexión en el corazón, sobre lo que somos y fuimos y queremos ser. Un libro de métrica piadosa a estilo de Jacinto Verdaguer y contundente en la línea de lo que fue la personalidad de la obra de Miguel Hernández. Marisa Peña, nieta e hija de militantes de la anarcosindicalista Confederación Nacional del Trabajo (CNT), en su escritura invoca el racionalismo de escuela libre de Salvador Seguí y el helenismo de Agustín García Calvo. Poetisa tierna y sencilla, daga de franquistas y rapsoda de cosas bonitas.
El próximo Sábado 9 de Febrero, estará Marisa Peña, en el Centro Cultural Blas de Otero de San Sebastián de los Reyes (O de la Soberanía o de Madrid, para los sin rey), a las 12.00h presentara junto a Laura Gómez Recas y introducidas por el preceptor de tod@s l@s poetas de la zona, Manuel López Azorín, ese helada verdad de la belleza y a la vez penetrante anarquía del fin del invierno.
Invito al lector a este vaso de poesía fría en la base y calurosa en sus fondos.
* Eduardo Andradas es poeta e investigador histórico.
