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Madrid, Estado español :: 11/09/2013

Madrid 2020. Una pandilla de sinvergüenzas sin escrúpulos

Luis Ocampo
El propio Ayuntamiento de Madrid sitúa los costes de la ceremonia en Buenos Aires por encima de los 84 millones de euros.

Según una información publicada por el diario “El Mundo”, con anterioridad a la toma de decisión del C.O.I. sobre la sede de las olimpiadas del 2020, la candidatura de Madrid contaba con apoyos muy importantes. En la referida información se permitían el lujo de dar diversos nombres de esos apoyos - ¿cual sería la intención de tal cosa?- que permitirían en este tercer intento el ansiado resultado.

La inmensa mayoría de los medios de comunicación, escritos, radiados o televisados, trasladaron a la opinión publica el sentimiento de que en esta ocasión la cosa estaba cantada, que las olimpiadas de 2020,si o si, se celebrarían en Madrid-España.

Es probable que una gran parte de la numerosisima delegación española que viajó a Buenos Aires, cerca de cuatrocientas personas, para acabar de “atar” la cuestión, también tuvieran este convencimiento.

La propia presencia del príncipe Felipe en la delegación, heredero de Juan Carlos I, es decir del Régimen Monárquico cuyo prestigio está hoy por los suelos, sólo cuadra en una hipótesis de trabajo sobre la convicción, de que ahora si, las cosas pintaban bien y por tanto Felipe podía sacar algún beneficio mediático.

En el articulo antes citado publicado por “El Mundo” se decía literalmente: “Y el príncipe Felipe, entregado en Buenos Aires al puerta a puerta desde su llegada. A las pocas horas de aterrizar, Blanco y el príncipe se reunieron ya con el argentino Gerardo Werthein, inicialmente favorable”.

“Hay que remachar los claves [clavos]”, dijo el enviado de la Casa Real (Felipe), muy implicado en la candidatura.

Obviamente el resultado también es un fiasco para esos intentos de relegitimación de la monarquía en la figura de Felipe, vía olímpica.

Es totalmente patético el articulo publicado en “El País”, el domingo ocho en el que se sostenía la tesis, que aunque se había perdido la batalla por las olimpiadas, “el heredero”, había puesto de manifiesto un conjunto de extraordinarias cualidades que hacen indiscutible sus merecimientos para ceñir la Corona de España.

Como es evidente ya no hay periodismo de reptiles, ya queda sólo el de las babosas.

Por lo demás, por hacer algún comentario concreto de la puesta en escena de la “defensa olímpica” de Madrid, esta fue simplemente patética.

Intervinieron nada menos que ocho personas, a cada cual más castizo: la alcaldesa; el presidente de la Comunidad; la Consejera delegada de relaciones internacionales de Madrid 2020, el presidente de la candidatura Madrid 2020; el presidente del Gobierno Español; Juan Antonio Samaranch Jr; Teresa Perales, atleta para-olímpica y como broche de oro el Borbón. Solo faltaban para completar el sarao, el arzobispo de Madrid y el coronel Jefe de la Guardia Civil.

Quizás el mayor error que cometieron los estrategas del asunto fue no incluir a Bárcenas, con un buen surtido de sobres, en la delegación.

La estructura político-mediática de dirección del Régimen no está dotada de más talento que el imprescindible para, por la vía del autoritarismo y la manipulación mediática, intentar reproducir su sistema de dominación y explotación interior sobre las clases trabajadoras y Pueblos del Estado Español, cosa que cada vez tienen más difícil.

Los gastos realizados hasta ahora en la promoción de la candidatura de Madrid a los juegos olímpicos es simplemente una barbaridad y un insulto a la precarización de la vida de nuestra sociedad. Aunque difícilmente nos enteraremos de los gastos reales que se han enterrado en la promoción de “una olimpiada para Madrid”, algunos cálculos sitúan esta cifra en 8.000 millones de euros, incluyendo las infraestructuras específicas, irresponsablemente construidas, antes de los que juegos fueran adjudicados.

Pero si nos ceñimos a los gastos exclusivamente suntuarios, el propio Ayuntamiento de Madrid sitúa los costes de la ceremonia en Buenos Aires por encima de los 84 millones de euros.

No es extraño, si consideramos que la delegación olímpica de Tokio movió a unas cien personas, la de Estambul alrededor de 70 y la de Madrid nada menos que a 400. Esa imagen ya hacia difícilmente viable la elección.

“Que viva el despilfarro privado a coste del erario público.”

www.izca.net

 

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