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Virtual levantamiento social en Argentina: Fue bloqueado el
centro de Buenos Aires por las protestas de trabajadores y estudiantes
La Jornada/La Haine
El centro de la capital argentina fue literalmente tomado por las protestas simultáneas de organizaciones sociales, políticas, estudiantiles, sindicalistas, y otras que se lanzaron sin previa convocatoria para rechazar la política antipopular del gobierno y las medidas oficiales de bancarización anunciadas el sábado, que ponen un tope de mil dólares mensuales al retiro de las cuentas de ahorro y de depósitos de salarios.
Las marchas convergieron al caer la noche en la céntrica Plaza de Mayo, donde las Madres de Plaza de Mayo, cuyo hijos figuran entre los desaparecidos durante la última dictadura militar, realizaron la vigesimoprimera "marcha de la resistencia", esta vez también "piquetera" y contra "el genocidio económico".
Así, hoy estalló la furia y fue el día de los huevazos, tanto contra sedes bancarias como instituciones económicas en todo el país, como sucedió aquí contra la bolsa. Las paredes quedaron pintadas con frases como "ladrones, váyanse ya". Algunos manifestantes portaban caretas de Cavallo y el presidente Fernando de la Rúa.
La Confederación General del Trabajo, tanto su rama oficial como la disidente, confirmaron un paro general para el 13 de diciembre, y los comerciantes anuncian un cacerolazo para unos días después. La indignación popular ha ido creciendo al comprobarse cómo el proyecto de Cavallo, que produjo una virtual confiscación de salarios, se estrella contra la realidad y beneficia a los especuladores, que por ejemplo compraron bonos baratos y los pueden vender casi al doble.
Uno de los reproches populares al FMI es la tranquilidad con la cual permitió la mayor corrupción en la historia nacional, durante el menemismo. Y la conclusión es que fue así porque esa corrupción beneficiaba ampliamente "a los dueños del poder económico en el mundo".
Ahora, tras nueve ajustes en menos de dos años, los argentinos sienten que sólo avanzaron hacia el abismo, o que ya se ha caído, mientras que los últimos restos de credibilidad se quebraron, y los pequeños ahorristas y quienes tienen sus salarios depositados -los poderosos llevaron la semana pasada sus capitales al exterior- temen que lo que quiere el gobierno es pasar sus cuentas de dólares a pesos, y a partir de allí devaluar la moneda argentina.
Una plaza invadida
Por Néstor Kohan (Docente de la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo)
Desde hace 21 años cada diciembre se abre con una Marcha de la Resistencia. Estos actos se han ido transformando con el tiempo. Durante años la lucha por los derechos humanos estuvo asociada en Argentina con la clase media. Mayoritariamente de origen peronista, los obreros miraban de lejos. Un divorcio galvanizado.
Sin embargo, la Asociación Madres de Plaza de Mayo, convocante principal de esta Marcha de la Resistencia y Piquetera, logró comenzar a romper esa fractura. La plaza de las Madres fue invadida, afirmó Hebe de Bonafini en su discurso. ¿Por quién?, nos preguntamos. Pues por una importante masa de trabajadores (ocupados y desocupados). La mayoría nucleados en la Coordinadora Aníbal Verón.
El paisaje de la pirámide, el Cabildo y la Rosada fue adquiriendo otros colores. Junto a los jóvenes que se agrupan con sus guitarras, el mate y la carpa para pasar la noche, esta vez otro segmento social hizo suyas las consignas de las Madres. ¿Estará naciendo algo nuevo?
Pero no todo fue discurso o piquete (con quema de neumáticos). También hubo murgas, teatro, puestos de libros y revistas. En esa simbiosis de cultura y política la izquierda argentina de los más variados pelajes- logró romper su habitual tendencia a la tristeza y al lamento. Esta marcha fue alegre. Se palpó en las caras de la gente. Era hora.
Es que la memoria no tiene porqué ir asociada con la nostalgia del pasado complaciente con el poder actual. Si hubo un logro en esta rara conjunción de Madres de Plaza de mayo, juventud estudiantil y piqueteros, ese fue la impugnación de toda manipulación del recuerdo. No sirve de nada congelar las luchas en el pasado desvinculándolas del presente, como intentan hacer algunos sectores de la centroizquierda (algo similar sucedió en la España posfranquista, cuando muchos neoliberales y flexibilizadores laborales se autolegitimaron en el recuerdo de aquellos duros años de resistencia a Franco. Por no hablar de los que hoy apelan al linaje de Rodolfo Walsh para defender el humanismo de la Fundación Ford...
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