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Madrid :: 11/09/2014

Conflicto permanente, polvorín y alarma social contra los neonazis de Tetuán

Javier Ortega - La Haine
Congratulémonos. El pueblo antifascista de Madrid está haciendo honor a su historia.

Nadie habría hecho nada contra los nazis que ocuparon un edificio el pasado mes de agosto en el barrio madrileño de Tetuán. Los fascistas de traje y corbata estarían felices de ver como unos "chavales" confrontan a los "antisistema" con su "propia medicina", la de la okupación. Y encima extendiendo la xenofobia, un regalo para los responsables de la crisis económica.

La policía no investiga. Las instituciones no hacen trabajo de prevención contra la xenofobia y el racismo. Nadie movió un dedo para impedir que los nazis se implantaran en Tetuán hasta que los vecinos del barrio comenzaron a protestar y a realizar acciones de denuncia, culminando una confluencia con el movimiento antifascista de Madrid en una manifestación multitudinaria el pasado 30 de agosto.

Vemos diariamente en la TV como las "investigaciones" sacan a la luz numerosos chanchullos y trapos sucios de un partido y otro. Sin embargo aquí no se investiga la vinculación de los ocupantes con movimientos neonazis. La televisión solo habla de la violencia que aparece como por arte de magia, no se sabe a cuento de qué más allá de que hay supuestos "grupos opuestos" e "ideologías extremas". Claro porque, ¿las instituciones no son opuestas a la xenofobia? ¿Confrontar el racismo es extremismo? ¿Los neonazis no son conocidos por su violencia?

En la práctica es el pueblo quien, a través de la acción directa, ha investigado y denunciado, demostrando la inutilidad e incluso complicidad interesada de las instituciones con poner a la inmigración en el punto de mira.

Admirable la reacción de los grupos de vecinos que por la vía institucional han denunciado el centro fascista y exigido su desaparición; y cuestionando la ridícula ecuación que lanza públicamente la Delegada del Gobierno, instando al desalojo del CSO La Enredadera, un espacio solidario y popular apoyado por el barrio. Admirable la juventud de Tetuán y de Madrid que por la vía extra institucional ha denunciado y confrontado este símbolo de la xenofobia para que sea parte de un patético recuerdo lo antes posible.

Si organizarse para cerrar un centro neonazi representa para la prensa un "polvorín", genera "alarma social" y se convierte en un "conflicto permanente", bienvenidos sean. El llamado conflicto permanente, el polvorín y la alarma social están limitando la capacidad de maniobra de los nazis en Tetuán y haciendo que su cierre sea inminente.

Congratulémonos. El pueblo antifascista de Madrid está haciendo honor a su historia.

 

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