Ante las infiltraciones policiales: Nos seguimos organizando
Hace unas semanas supimos que Sergio, antiguo compañero nuestro, era en realidad Sergio Gigirey Amado, agente infiltrado de la Policía Nacional. Inició su infiltración en 2015 estableciendo contacto en el Banco de Alimentos de Moratalaz, para pasar luego al colectivo antifascista juvenil Distritol4, del mismo barrio. Allí se mantuvo durante varios años, ganándose una confianza y legitimidad con la que se nos presentó al Movimiento Antirrepresivo de Madrid, donde colaboró esporádicamente desde nuestro inicio, pasando a formar plenamente parte en 2020 y 2021, para luego, tras las movilizaciones contra el encarcelamiento de Pablo Hasél, desaparecer del mapa. Ahora, tras dos años sin saber de él, militantes antifascistas de Madrid han logrado destaparle tras un gran trabajo de investigación, labor que les agradecemos enormemente, así como que nos informaran de ello cuando lo tuvieron confirmado.
Cabe destacar que siguiendo el mismo método que en los últimos casos de infiltración destapados recientemente, estableció una relación sentimental con una compañera que duró 4 años para asegurarse un mayor acceso a la información y confianza. Además. convivió con ella y otros militantes del colectivo durante esos años. Esta práctica sistemática de la policía en sus infiltraciones, además de dejar patente la falta total de escrúpulos de los esbirros del Estado, demuestra que se sigue utilizando la guerra psicológica contra aquellas personas que deciden organizarse. Queremos denunciar enérgicamente este atentado a nuestro derecho de organización, que es gravemente vulnerado, igual que el resto de nuestras libertades democráticas. Queda patente el carácter profundamente fascista del Estado español, que no permite ninguna expresión política ni organizativa independiente, atacando y reprimiendo por cualquier vía a todos aquellos que no pasamos por el aro de su Régimen y su control. Creemos que, ante este hecho, hay que remarcar sobre todo varias cuestiones importantes: la primera, tener claro que no somos los primeros, ni los únicos, ni mucho menos seremos los últimos en sufrir estas prácticas represivas. Todo movimiento popular, antifascista y verdaderamente democrático está en el punto de mira de este Régimen, que no dudará en vigilar, machacar y golpearnos a todos por igual. La represión, las infiltraciones y demás no nacen ahora contra nosotros, sino que llevan décadas en uso y lo harán mientras no acabemos con ellos.
Segundo, precisamente por eso, tenemos que asumir de una vez la necesidad de unirnos realmente contra la represión. Una colaboración más cercana y mejor comunicación entre organizaciones aumentará nuestra protección contra este tipo de prácticas policiales. Las diferencias políticas, ideológicas, de ámbito, de métodos, etc. no deben suponer obstáculos para enfrentarnos conjunta y firmemente a la represión del Estado: si nos tocan a uno, nos tocan a todos. Hay que hacer efectiva la solidaridad, nos va la vida en ello.
Por último, no podemos dejar que esto nos arrodille o paralice, sino al contrario: respondamos con más organización, con más determinación y más lucha. Pretenden confundirnos y asustarnos para que agachemos la cabeza y volvamos a casa. ¡Lo llevan claro! Les responderemos llenando aún más las calles. ¡Contra su represión, ni un paso atrás! ¡Resistencia, solidaridad, unidad y lucha! ¡Seguimos adelante, seguimos organizándonos!