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Madrid :: 15/06/2015

Nacho Murgui: ¿Por qué es malo que la gente se manifieste delante de un ayuntamiento de izquierdas?

ETC Stockholm / Barrios al Poder
Hablamos sobre las realidades de la institución y los movimientos sociales con Ignacio Murgui, Concejal de Coordinación Territorial y Asociaciones del Ayuntamiento de Madrid.

Las organizaciones sociales deben mantener su independencia frente al poder institucional

Nacho Murgui señala que para partipar en el proceso electoral y formar parte muy visible de una candidatura tuvo que dimitir del cargo de presidente de la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid. Afirma que "es incompatible ser un cargo tan visible con presentarse a unas elecciones. Entendíamos que es especialmente importante que las organizaciones sociales y vecinales mantengan su independencia con respecto a las organizaciones políticas que se presentan a las elecciones. Una organizacion social, que tiene entre sus cometidos fiscalizar la acción del poder de las instituciones, más allá de quién ejerza ese poder, debe mantener una independencia. No puede ser que la dirección de esa organización social esté además presente en el gobierno porque entonces esa acción de fiscalizar e incluso de oponerse a medidas del gobierno si se diera el caso, ya sea porque las hacen o porque no las hacen, quedaría comprometida".

La presencia institucional no puede sustituir a la organización de la gente

Murgui decide entrar en Ahora Madrid porque considera que el momento actual es "decisivo", teniendo en cuenta lo conseguido durante el tiempo que ha estado el PP gobernando. Subraya que "los movimientos y las organizaciones sociales han conseguido alcanzar ciertas conquistas, asi como metas internas de organización y de disposición para hacer cosas; ha sido un proceso largo y lento, también con el 15M de por medio, etc. Por otro lado en algunos casos se estaban alcanzando cierto límite. Podemos ver el ejemplo del Espacio Vecinal Arganzuela, donde el nivel de la organización y movilización de la gente, así como de claridad de ideas y de clarificación del proyecto era lo máximo que se podía alcanzar, al menos en mi opinión. Y que la institución tal y como estaba gobernada ya no daba para más. Se podía forzar, movilizar, etc, pero la institución ya no daba para responder a ese nivel de organización. Y uno piensa que si se ha conseguido esto con las instituciones en contra, igual ha llegado el momento de dar el salto para tener las instituciones a favor. Y no para que las instituciones hagan lo que hace la sociedad, no para que las instituciones hagan EVA o Seco o Patio Maravillas, sino para que se pongan los cauces para que la gente pueda hacer lo que quiere hacer. Para mi ha llegado ese momento y la cuestión electoral tiene un peso indiscutible, pero no hay que perder de vista que la organización del movimiento social, la organización del barrio y de la gente, es condición necesaria para que se dé la presencia institucional, sin embargo al revés no ocurre. La presencia institucional no es condición necesaria para que la gente se organice".

Es posible que haya conflicto entre la acción institucional y la acción social, y eso sería positivo

Con relación a la forma de relacionarse con los movimientos sociales, Nacho Murgui aboga por dos cambios, el primero tiene que ver con la voluntad política de quienes gobiernan ahora el ayuntamiento, siendo conscientes de los límites: "La voluntad política por nuestra parte va a ser la de que las necesidades, las aspiraciones y la voz de los movimientos sociales y de la gente sea escuchada y tenga un cauce, siempre intentando no caer en el error de que sea sustituido por la acción institucional. Ya se cometió ese error y se pagó caro. A finales de los años 70, con los primeros ayuntamientos democráticos, se dio ese error, planteando que como ya se habían conseguido ganar las mayorías en los ayuntamientos con el PCE y PSOE, entonces tocaba hacer la acción desde ahí, desvalorizando el papel de los movimientos populares y otorgando el peso de la acción política y de la transformación de la realidad a las instituciones. Lo que ocurrió es que la gente llegó a la institución e intentó cambiarla, pero la institución también cambia a la gente. Es decir, las posibilidades que te ofrece la institución son muchas pero son limitadas y tú te limitas a ese marco. Por ejemplo, yo desde la institución no puedo okupar un edificio abandonado a la especulación. Yo hago lo que puedo hacer y la gente tendrá que hacer lo que puede hacer, y habrá veces que choquemos y que habrá conflicto. Ahora bien, ¿por qué no va a haber conflicto? ¿Por qué es malo que la gente se manifieste delante de un ayuntamiento de izquierdas? La gente tendrá que manifestarse si lo ve necesario, tendrá que tirar y tendrá que hacer sus cosas. Yo eso lo veo bien". 

Descentralizar el poder municipal y aumentar la influencia de los barrios

El segundo cambio tiene que ver con aumentar las competencias de las Juntas de Distrito y descentralizar así el poder municipal. "Debemos ser capaces de implementar políticas que transformen la estructura institucional. Una de las normas que rige el poder local dice que las juntas municipales de distrito tendrían que gestionar no menos de un 13% del presupuesto municipal, quitando los gastos fijos de funcionamiento (pagos de salarios, luz, agua, etc). Ahora estan en el 9%, es decir, por debajo de la norma. Eso es muy poco, no da para nada. En Madrid se ha llegado a gestionar hasta un 20% (y el movimiento vecinal ha llegado a pedir que las juntas de distrito gestionen el 50% del presupuesto municipal), entonces sería muy importante un proceso de avance en este ámbito y llegar lo más lejos que podamos. Eso articulado con mecanismos de participación ciudadana potentes en las juntas de distrito donde las asociaciones, los colectivos y la gente pueda hablar y decidir sobre dónde va buena parte de ese presupuesto sería una forma de conseguir una mayor influencia real de los barrios".

Entrevista realizada por Mariela Quintana Melin, redactora del semanario ETC Stockhom.
http://www.etc.se/utrikes/folket-ska-fa-inflytande

 

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